Se cumplió un nuevo aniversario de la obtención de la primera Copa de Campeones de la CONCACAF, ganada por Liga Deportiva Alajuelense en 1986. Un hito del fútbol costarricense, al ser el primer campeonato de este calibre ganado por un club tico. En el marco de esta fecha especial para la institución, el Departamento de Comunicación de LDA se contactó con Álvaro Solano, quien fue parte de aquella delegación rojinegra que visitó distintos puntos de Centroamérica, para terminar levantando el trofeo de campeones en el estadio Alejandro Morera Soto.
¿Cómo fue lograr aquella primera coronación de Concacaf?
Primeramente, esa primera Concacaf de la Liga se da precisamente por la muy buena conformación que teníamos: era la base de un equipo que llevaba jugando unos tres o cuatro años consecutivamente. Habíamos logrado el campeonato nacional 83-84, y estaba la mayoría de ellos con algunas piezas que se había incorporada, lo que no permitió acceder al torneo e ir pasando cada una de las llaves que fueron muy difíciles. Las visitas a Guatemala y El Salvador siempre eran complicadas, son plazas difíciles, hostiles, pero la Liga tuvo la capacidad de salir adelante en cada una de ellas.
¿Cómo era aquel equipo de la Liga?
Aquel equipo tenía muchos grandes jugadores en cada una de sus líneas, mucha variedad, profundidad, eran jugadores que individualmente aportaban muchísimo al equipo y si bien es cierto en el campeonato nacional habíamos perdido hasta ese momento contra Herediano y que pudo significar un bicampeonato, el equipo mantenía intacta la idea y el sistema que nos gustaba. Era un sistema muy agresiva en fase ofensiva: alegre para atacar pero también equilibrado. Haciamos pesar esas individualidades con medioscampistas y laterales, y con una defensa que nos permitía atacar sin que nos viéramos sorprendidos. Un equipo de mucha dinámica y de mucha riqueza individual que ofrecían muchas soluciones.
Alejandro González era una garantía en el arco, Rodolfo Mills… Eran jugadores muy seguros con mucha lectura de juego. Laterales muy agresivos dos laterales que los desea cualquier equipo como Raquel Ledezma y Tomás Seguraba. Usaban ambas piernas, buenos centros, tiraban paredes y se volvían un delantero más. Y el medio campo era muy versátil: dos grandes jugadores com Juan Cayasso y Óscar Ramírez. Chéves hacia el trabajo sucio, sería muy mezquino de no recordarnos de él que quitaba y cubría esa zona en el medio campo… Nos cubría las espaldas y recuperaba muchísimas pelotas, pelotazos exquisitos y mucho carácter. Guigui Ulate, definidor mil por mil. Siempre bien ubicado en el área y se anticipaba. Omar Arroyo que también iba bien en los costados, un despliegue físico enorme, entre otros compañeros muy talentosos y con muchísima calidad.
¿Se acuerda de alguna anécdota específica?
El ambiente era muy caldeado, se escucharon ¡¡disparos ahí en el Estadio Cuscatlán!! Había mucha adrenalina. Que el presidente de Alianza se metía en el camerino de los árbitros, principalmente en el intermedio. Al Cuscatlán siempre nos tocó visitas difíciles, recuerdo que muchas veces hubo balaceras, gente que estaba armada dentro del estadio, era un ambiente muy difícil. Y nos tocó también cuando jugamos en Bermudas era una cancha abiertas… el público estaba ahí, no había malla, y lo extraño era que Fifa permitiera eso. Había un ambiente muy particular. Olía muchísimo a marihuana. Nos desconcentraba la cercanía de la gente a la gramilla y evidentemente que cualquier fallo que fuera reprochado al árbitro, con la gente a 2-3 metros de la cancha, generaba tensión.
¿Cómo eran los partidos en Alajuela en aquella época?
Yo recuerdo que eran llenazos. Y evidentemente conforme fuimos pasando de etapa en el torneo, se fue haciendo más llamativo el torneo para la afición. Me acuerdo que el partido en Alajuela, contra Alianza, fue ue un 27 de julio de 1986.Yo me había casad dos días antes y el entrenador no me dio permiso para irme de luna de miel entonces tuve que jugar el 27 con una particularidad: ese día anoté el gol del triunfo.