En el club, Luis Roberto Sibaja ha ocupado múltiples puestos en distintos momentos. Hoy, suma más de 18 años de colaboración con la institución, donde reconoce que, para él, la Liga “es un sentimiento”. Quien regresó a la institución a inicios de 2025, compartió unos minutos con el Departamento de Prensa manudo para ofrecer su mirada futbolera y algunas de sus vivencias en la institución que lo formó. Hoy, toda esa experiencia la vuelca en la formación de jóvenes futbolistas que crecen cada día, tanto humana como futbolísticamente, en el CAR.
—¿Cuántos años en el fútbol, don Luis Roberto? Jugador, seleccionador nacional en categorías menores, mundialista y con varios ciclos en la Liga.
Básicamente, me retiré del fútbol entre el 87 y el 88. Creo que 1988 fue el último año que jugué en Carmelita, y desde ese momento he estado involucrado en distintas posiciones y etapas. En la Liga llevo más de 18 años, también trabajé con selecciones nacionales, tuve la oportunidad de trabajar en Puerto Rico y Estados Unidos. En ese país estudié una maestría en Ciencias del Deporte. He estado muchos años vinculado al juego. Actualmente soy el coordinador de fundamentos tácticos para los jugadores que van desde la U-11 hasta la U-15.
—¿Qué significa la Liga para usted?
Es un sentimiento, es parte de nuestra vida. Yo inicié aquí en los años 70 en divisiones menores, hice todo el proceso. Tuve un paso rápido por la Primera División y luego jugué en otros equipos, pero Liga Deportiva Alajuelense es el amor de la vida de uno. Es un club enraizado en el ADN de quienes hemos pasado por aquí. Y creo que la mejor forma de rendirle homenaje a la institución es, estando adentro, hacer el trabajo lo mejor posible, en la función que nos corresponda, siempre en beneficio del club.
—¿Cómo vive esta actualidad de la liga menor, desde su rol como formador?
Me siento muy contento, porque soy educador por formación, por vocación y por elección. Me gradué en la Universidad de Costa Rica, donde también trabajé como profesor, y siempre he tenido una gran inquietud por la formación de jugadores. Es fundamental emplear el tiempo en enseñar el juego a los muchachos, facilitarles el conocimiento del fútbol para que sean mejores jugadores y mejores personas. En realidad, lo que yo busco es el desarrollo integral del ser humano, de cada joven que pasa por esta institución.
—¿Cómo ve la participación de históricos del club colaborando en formación y en el trabajo institucional?
Me parece muy auspicioso. Es muy positivo que aparezcan todas estas figuras que están emocionalmente vinculadas con la Liga, que crecieron aquí, que jugaron aquí y que sienten una pasión profunda por esta institución. ¿Quién mejor que ellos para fortalecer los esfuerzos que se vienen haciendo?
—Vivimos una época de transición, con nuevas camadas que empiezan a pujar fuerte por un lugar en el primer equipo.
Considero que el futuro del club tiene muchas posibilidades de crecimiento. El hecho de que Óscar Ramírez estuviera seis meses en la institución observando todo el trabajo de liga menor y luego asumiera la dirección técnica del primer equipo ha generado un impacto muy positivo en la vinculación emocional entre la afición y el club. Oscar conoce a todos los muchachos. Ya el torneo anterior comenzó a dar pinceladas, y ahora, para esta temporada, habrá una promoción importante de jugadores jóvenes al primer equipo. Para mí, Óscar es uno de los mejores técnicos del país. Les va a dar crecimiento, les va a enseñar, y eso es de gran beneficio para el futuro de la institución. Porque una inversión tan grande como la que se ha hecho en este CAR, con todas sus facilidades de entrenamiento, debe producir jugadores de altísimo nivel que nutran la Primera División.
—¿Cuáles son los valores innegociables para estar en el club?
Yo tengo más años que vos en esto, y viví una de las etapas más hermosas del club. Cuando estaba en liga menor, fui entrenado por Chime Rojas, don Alejandro Morera y Salvador Villegas. El denominador común entre ellos era que eran caballeros, personas de bien, que daban todo por la institución. Y eso es lo que transmitían: humildad, trabajo duro y, algo fundamental, la búsqueda constante de ser mejor persona cada día. Eso no lo puedo olvidar. Estaré eternamente agradecido con esos señores que fueron parte importante de la formación de muchos que hemos estado en la institución.
—¿Cómo era don Alejandro Morera?
Era un señor con todas las letras. Un hombre culto, educado, querido por todos. Humilde. Él, Chime Rojas y Salvador Soto llegaban en las tardes al Alejandro Morera a trabajar fundamentos individuales: cómo centrar, cómo pegarle a la pelota… pero lo hacían desde la docencia y, evidentemente, desde la decencia. Fueron momentos valiosísimos. Tenía 7 u 8 años y tuve la dicha de compartir con esos grandísimos señores.
—¿Quién es hoy don Luis Roberto Sibaja?
Una persona que se ha nutrido de las experiencias, y que tiene como objetivo fundamental ser mejor persona cada día. Eso es lo primordial.