En la intimidad del vestuario de Liga Deportiva Alajuelense, Creichel Pérez, con solo 19 años, ha demostrado ser mucho más que una promesa manuda. En esta entrevista, nos cuenta cómo su determinación y el talento lo han llevado a superar un pasado difícil para enfocarse en un futuro lleno de ilusión y esperanza.
¿Creés que estás aprovechando las oportunidades que te ha dado el fútbol a pesar de tu corta edad?
Creo que sí, ha sido muy bueno porque cada oportunidad que se le presenta a uno hay que asumirla y aprovecharla al máximo. Cuando me tocó ir a Pérez Zeledón, di lo mejor de mí. No sabía si iba a quedar cuando volví a la Liga pero al final lo logré. Estoy aquí para seguir aprovechando cada momento.
¿Te sentís más cómodo jugando a un costado o más suelto?
Sí, la verdad es que me gusta jugar con más libertad en el mediocampo, pero donde me toque, desde ahí aportaré. Lo importante es estar preparado y dar lo mejor siempre.
¿Cómo ha sido tu relación con el entrenador Alexandre Guimaraes?
¡Es muy buena! Desde que llegué, me dio confianza y, desde que volví, no he salido de convocatoria. Estoy aprovechando cada oportunidad. Siempre presto mucha atención a lo que dice en el camerino, sobre todo a los que juegan en mi posición. Eso me ayuda a estar listo para cuando me toca entrar.
Tu pasado ha sido complicado, ¿lo utilizás como una fuente de motivación para seguir adelante?
Claro, todo tiene su propósito. Si uno tuvo un pasado difícil, fue por algo. Dios me dio un talento, y aquí estoy aprovechándolo. He asimilado todo lo vivido y lo uso como impulso.
¿Qué fue lo más duro que te tocó vivir?
Crecí en un entorno violento, sin mis papás. Mi abuela a veces no tenía ni qué comer, y yo hacía mandados para ganar 300 colones y comprar dos huevos. Desde los 9 o 10 años ya casi no estaba en casa porque me tocaba entrenar en equipos como Carmelita y ya más adelante, Guadalupe. En el camino aparecieron ángeles que me ayudaron, y aproveché esas oportunidades. Mi papá intentó acercarse, pero le dije que no se metiera en mi vida. Mi mamá está en la cárcel, y aunque es difícil visitarla, trato de ir con mi abuela y mi hermana.
Tu gol en el clásico dejó una imagen muy emotiva. ¿Cómo viviste ese momento?
En ese momento solo quería sacar todo lo que llevaba dentro. Era como un desahogo. Después, viendo la foto, me di cuenta de lo significativo que fue para mí. Es un recuerdo bonito que siempre tendré presente, y cuando las cosas no vayan bien, podré ver esa imagen para seguir adelante. La vida al final se trata de recuerdos, y ese momento en el clásico fue memorable.
¿Cómo influye tu círculo cercano en tu carrera?
Son muy poquitas las personas que me apoyan en mi familia, principalmente mi abuela, mi hermana, y mi pareja. El amor de mi abuela lo llena todo, y mi pareja también me apoya muchísimo.
¿Tienes algún jugador que te inspire?
¡Neymar! Me encanta cómo se quita a los jugadores. Paso viendo videos de él, aunque sé que es casi imposible imitarlo, ja. Pero uno se inspira en los grandes jugadores.
¿Gol o asistencia?
Depende, ja. A veces la asistencia gratifica más, pero el gol, cuando llega, hay que aprovecharlo porque no siempre se dan y es difícil convertir goles en Primera División.
¿Cuál es tu mayor sueño?
Jugar en las grandes ligas y representar a Costa Rica en un Mundial.
¿Cómo visualizás el futuro en lo que resta de la temporada?
Estamos encaminados, pero aún falta mucho. Lo importante es cómo terminamos. Esperemos seguir de la mejor manera y lograr nuestros objetivos.
Creichel Pérez sigue construyendo su camino en el fútbol con humildad, trabajo duro y una resiliencia admirable. Para él, cada día es una oportunidad de mejorar y dejar huella tanto en el terreno de juego como en su vida personal.